¿El fin del festín editorial de las revistas científicas?

6/5/12 0 comentarios


¿El fin del festín editorial de las revistas científicas?

Por Esther Guarinos

Imaginemos la siguiente situación. Un señor investigador, pongamos que español, recibe dinero público, o sea del estado español, para financiar su línea de investigación. Con mucho tesón y dedicación este investigador consigue unos resultados dignos de publicarse en una revista científica. Si tiene suerte y recibe el visto bueno de la revista, tendrá que pagar, con dinero público, una buena suma (esta puede llegar a los miles de euros) y, además, ceder los derechos de autor del artículo a la revista.

A todo esto los resultados que nuestro investigador tiene la suerte de publicar los ha revisado otro señor que, aunque hace el trabajo para la revista, no cobra de la revista, sino que normalmente roba tiempo de su labor docente o investigadora o ambas, por supuesto financiadas con dinero público, para dedicárselo a la revista.

Y pongamos que ahora yo, humilde ciudadana, quiero enterarme de lo que ha publicado mi compatriota. Entonces he de ir a una biblioteca de una universidad o de un centro de investigación ,o sea, al sitio de donde ha salido el trabajo de investigación publicado, esperando que hayan pagado religiosamente, otra vez con dinero público, la sustanciosa suscripción anual a la revista (de unos miles de euros anuales) que permita que yo hojee la labor de mi compatriota. O sea, resumiendo y para que nos demos cuenta del despropósito: cada ciudadano de a pie paga tres veces; una para que se financie el trabajo de investigación, otra para que se pague la publicación de ese trabajo, y otra para que se pague la suscripción que permita enterarse de ese trabajo. Ciertamente surrealista. Pues eso es lo que piensa más de uno y por eso cada vez se levantan más voces en contra de este sistema.

En junio de 2010 la Universidad de California lanzó un llamamiento pidiendo que se boicoteara al grupo editorial Nature porque este pretendía aumentar hasta un 400% el precio de su suscripción a la edición digital de la revista. Para que nos hagamos una idea de la magnitud del asunto diremos que el coste de la suscripción a una de las revistas del grupo editorial Nature pasaría de 4465 dolares a 17479 dolares anuales. La Universidad de California, suscrita a 67 revistas del grupo Nature, denunció que esa subida supondría un aumento de un millón de dolares en los gastos de 2011. Una cifra enorme, sobre todo en tiempos de crisis en los que las universidades luchan para recortar gastos. Lo más indignante, como bien indicaron los miembros de la Universidad de California, es que su misma universidad había contribuido con 5300 artículos en revistas del grupo Nature en los últimos seis años, incluidos 638 artículos en su revista estrella Nature. Artículos que habrían supuesto seguro unos ingresos notables para la revista.

El boicot de la Universidad de California consistiría, no solo en anular las suscripciones a las revistas, sino también en no mandar ningún artículo a publicar a revistas del grupo, así como a negarse a ser revisor para las revistas. El boicot no llegó a realizarse porque se llegó a un acuerdo sobre el precio de la suscripción. Pero el tema no estaba zanjado. En febrero de este año se presentó en Estados Unidos un proyecto de ley, el Federal Research Public Access Act (rebautizado como Open Access Bill), según el cual todos los resultados de proyectos de investigación financiados con dinero público deberían depositarse en un repositorio online de acceso público en un plazo máximo de seis meses a partir de su publicación. Por supuesto los grupos editoriales más importantes ya han manifestado su oposición al proyecto de ley.

Recordemos que la redacción de los artículos y su revisión la realizan investigadores robando tiempo de su labor docente o investigadora financiadas con dinero público, para dedicárselo a la revista. No nos olvidemos tampoco de que, en los tiempos que corren, la mayoría de las suscripciones son a la edición digital de las revistas, con lo cual ya no existen los cacareados gastos de impresión en papel. Sin embargo las revistas no solo no rebajan el precio de las suscripciones sino que deciden aumentarlo.

Lo mire uno por donde lo mire suena a tomadura de pelo. Y las cifras cantan: Elsevier, la editorial más importante de revistas científicas, obtuvo en 2011 un beneficio neto de 769 millones de libras a partir de unos ingresos brutos de 2 058 millones, o sea un 37,3 % de beneficios. Para hacerse una idea digamos que Apple obtuvo en 2011 un 24 % de beneficio (año record para Apple, por cierto). El año 2011 es el quinto año consecutivo en el que Elsevier aumenta su margen de beneficio. Un pastel muy goloso como para ceder algún trozo.

El NIH considera que la investigación financiada con dinero público debe hacerse pública y por ello obliga a los investigadores cuyos proyectos hayan sido financiados con dinero público a hacer públicos sus resultados en PubMed en un plazo máximo de 12 meses tras su publicación en una revista. Las editoriales por supuesto no están de acuerdo con esta práctica e intentaron prohibirla apoyando un proyecto de ley, el Research Works Act (rebautizado como Anti Open Access Bill por sus detractores) que hubiera prohibido la práctica del NIH. Afortunadamente este proyecto de ley se rechazó en Febrero de este año.

Pero la batalla sigue. El proyecto de ley conocido como Open Access Bill, según el cual todos los resultados de proyectos de investigación financiados con dinero público deberían depositarse en un repositorio online de acceso público en un máximo de seis meses tras su publicación, sigue pendiente de aprobación. De aprobarse supondría un gran revés para las editoriales dueñas de las revistas pero un logro increíble para la comunidad científica.

Referencias
http://news.sciencemag.org/scienceinsider/2010/06/university-of-california-conside.html
http://www.govtrack.us/congress/bills/112/s2096 http://the-scientist.com/2012/03/06/publishers-fight-open-access-bill/
http://the-scientist.com/2012/03/19/opinion-academic-publishing-is-broken/ http://publicaccess.nih.gov/
http://the-scientist.com/2012/02/29/anti-open-access-bill-dies/ Artículo publicado para el máster de la UNED de Periodismo Científico y Comunicación Científica

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